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Conferencia Mundial sobre el Cambio Climático y los derechos de la Madre Tierra


Del 20 al 22 de abril de 2010, en la ciudad de Cochabamba, Bolivia, se realizó la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra.

Este importante evento contó con la participación de alrededor de 30.000 mil personas provenientes de más de 100 países, quienes agrupados en 17 grupos de trabajo desarrollaron diversos temas a lo largo de la jornada. LEISA revista de agroecología estuvo presente en el panel ‘Bosques, alimentos y agua bajo el cambio climático’, del grupo de trabajo Agricultura y Soberanía Alimentaria; y en la presentación del libro “Revolución agroecológica: el movimiento de campesino a campesino de la ANAP en Cuba”, que cuenta entre sus autores a Peter Rosset, reconocido investigador con quien tuvimos la oportunidad de conversar. Alcanzamos extractos de las conversaciones que sostuvimos con algunos de participantes que –consideramos– reflejan algunos de los puntos de vista presentes en la Conferencia.


El documento Acuerdo de los Pueblos, resultado del consenso de los participantes y de los grupos de trabajo, se encuentra disponible en el sitio web del evento en la siguiente dirección:


http://cmpcc.org/2010/04/24/acuerdo-de-los-pueblos/


Yo soy Enma Ortega y soy agricultora y ceramista, pertenezco a la coordinadora Ezequiel Zamora y al Frente Campesino Nacional Simón Bolívar. Hago agricultura en el Estado de Aragua, me dedico a la producción de hortalizas. Creo que la pequeña agricultura sí funciona y que sí es posible abastecer de comida a otros seres humanos. Yo trabajo en una hectárea y media de siembra de hortalizas, pero diversifico, tengo en una hectárea hasta 10 rubros distintos, unos son para la comida de la casa y otros son para tener excedentes; además, combino otras actividades que lógicamente proporcionan ciertas entradas y que mantienen a la familia ocupada…es importante que cada uno en la familia pueda aportar.



En Venezuela se dio el paro petrolero en el 2002 y no hubo desabastecimiento, aun siendo nosotros un país minero y petrolero, porque la agricultura de los pequeños y medianos productores fue significativa para garantizar el abastecimiento de muchas ciudades, incluyendo la capital. Faltaban productos en todos los anaqueles de los supermercados, sobre todo productos agroindustrializados, pero no faltaron ni hortalizas ni tubérculos, de tal manera que los pequeños productores en ese momento pudimos incidir en la seguridad alimentaria de nuestro país. Está demostrado que los que más aportan siempre han sido los pequeños, solo que la agricultura de los pequeños no está validada ni reconocida, es una agricultura invisible que sale a la luz en momentos de apuro como el que vimos en Venezuela, pero que en la vida diaria no aparece. En el tema de los alimentos, dejar la organización para la distribución y el transporte en manos de otros es permitir que te roben el trabajo. Quien siembra es el que debe recolectar, transformar, transportar y distribuir alimentos, y todo eso requiere de organización.

El mundo avanza hacia donde las organizaciones sociales queramos. Si la sociedad civil no se organiza, no hay cambios; justamente los grandes cambios se deben a las grandes movilizaciones permanentes y, sobre todo, aquellas donde las mujeres hemos tenido roles de vanguardia. En mi país, Venezuela, las mujeres tenemos un gran papel asumido en los consejos comunales; ahí, las mujeres campesinas hemos incidido en los cambios concretos para la mejora de condiciones de vida de las comunidades que siempre estuvieron desatendidas.

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